A las 7 tengo clase con Rustrian

A las 7 tengo clase con Rustrian, son las 12:36 A.M y aun me falta terminar de leer ese capítulo de Cien años de soledad. Quería comenzar mi semblanza de prensa, pero no será posible. En realidad me estoy escudando en mis tareas escolares para no asumir una cosa: el nuevo fracaso amoroso que se ha sumado a mi vida. En realidad no es un fracaso, porque nunca fue amor, ni siquiera una relación aunque tuviera el título de serlo. Sólo que piensa que me chupo el dedo... Ni siquiera ésto logra abrumarme porque desde hace tiempo tampoco me interesaba lo que hiciera o dejara de hacer. Yo también me besé con otro. Lo me está alterando es el hecho de darme cuenta de que una vez más me falto valor para hablar claro sobre lo que quería y que tal vez por eso me quede sin nada, cuando hubiera podido tener una amistad que tanta falta me hace. Tal vez todo se determiné en unas horas, éso espero. ¡Maldita inspiración que no llega ahora como hace rato cuando necesito describir lo que siento! ¿Será que el amor puede no llegar pero sí dejar un pedazo de tristeza? Al parecer sí. Y la soledad es la única que se sigue interesada en despertar, bañarse, comer, y dormir conmigo. Es la única que realmente conoce mis odios, frustraciones, desesperanzas y tristezas. Y también la única que me presta su hombro las noches en que la almohada se resiste a soportar mis lágrimas. En fin... debo terminar el capítulo si no quiero que la primera clase de Rustrian sea un fracaso agregado. Amigos verdaderos sin importar la relación que tenga con ellos, aunque hayan sido amores tan sólo de fantasías eróticas, valoro su amistad más que cualquier otra cosa.